Noviembre-Diciembre 2009
MIRA LAS FOTOS!
Luego del día entero de ride, esta vez por autopista, lo que acelero bastante el asunto, llegamos en camión hasta una estación del metro. De ahí llamamos a Adro, quien nos indico como llegar hasta la estación más cercana donde vivían: Chapultepec (como la canción de la Bersuit). En seguida nos acomodamos en el depto y nos tomamos unos mateees! Ya estábamos como en casa.
Al día siguiente tuvimos que laburar como díos manda, salimos a la calle con el pulsetero y el paño bajo el brazo. Tomamos el metro, con el que tuvimos que familiarizarnos rápidamente ya que seria nuestro principal medio de transporte por los próximos días. Probamos vender en Coyoacan, pero no se podía. Probamos en el Zócalo (plaza principal de la ciudad) y tampoco. Nos mandaron al lado del edificio de Bellas Artes y ahí tampoco se podía (la vida del jipi no es tan fácil como creen).
Cansadas y deambulando con las cosas vimos, casualmente, un afiche que decía “vivimos de las obras” feria de diseño y arte. En seguida les mandamos un mail a las chicas que organizaban, quienes con toda la onda nos cedieron un lugar para vender el fin de semana. Nos dedicamos a la producción toda la semana, se venían las ventas y había que aprovechar.
El barrio en el que parábamos (frente al bosque de Chapultepec) estaba prácticamente poblado por argentinos, así que la panadería estaba llena de nuestros compatriotas, pero de esos que solían vivir en Recoleta me parece…
El día del tianguis (mercado de calle donde venden comidas de todo tipo) había que aprovechar para comprar algo de fruta y verdura. Pero gracias al rebusque argento que llevamos dentro, Adro y Gastón nos dieron la idea de ir al cierre, cuando dejan todo a menos precio. Al llegar notamos que el suelo estaba lleno de verduras que iban a tirar, pero que aun podían ser aprovechadas, así que matanga dijo la changa! juntando de a poquito, llenamos las mochilas y un par de bolsas. Comimos ensalada de fruta toda la semana, sopas y tortillas.
Por supuesto no pudimos dejar nuestro espiritu de TURI y visitamoas las tan ansiadas piramides de Teotihuacan (nunca se donde va la h). Subimos la del sol y la de la luna. Dimos un recorrido al lugar pero, al no tener un guia, intentamos oir de cerca a los que la gente contrataba. Como todas nuestras pegadas, otra vez conseguiamos uno gratis jaja y aunque no fuera oficial, sino un simple vendedor local, la tenia mas clara que nosotras y nos lleno de informacion que nos hacia remontar en los tiempos aztecas del lugar. Un viaje en el tiempo!
No paramos de producir por unos días, el problema era que la mesa que nos darían era demasiado grande y no teníamos ni tela para cubrirla, ni dinero para comprarla, ya que debíamos pagar el puesto…clic! una nueva idea se prendió, ya que el lema era “vivimos de la-S- obras” salimos en busca de revistas con las que armaríamos el puesto. Aprovechamos unos discos que habíamos chatarreado y os transformamos en areteros. La feria salio buenísima, pudimos vender bastante, socializar con mexicanos y ver algunos espectáculos musicales. En esa misma feria conocimos gente que nos invitaron a otra feria la semana siguiente, así que la seguíamos zafando mas que bien y pasándola lindo de paso. Junto con dos chicos diseñadores, nos rentamos un puesto en la feria de “Lagunilla”, popular paseo de domingo donde se arma una interminable fila de puestos donde se ofrecen desde productos de segunda mano (como lentes rey ban), artesanías, comidas, ropa usada, piedras, antigüedades y hasta habia un taxidermista!
Adro y Gastón partían de gira por el norte así que teníamos que abandonar la casa de “los argento”, familia que conformaban además Ana y Majo, las vecinitas de abajo, quienes prácticamente eran de la casa. Acudimos al couch nuevamente y después de dos días en casa de Marcos, quien nos “echo” rápidamente, nos mudamos al local de JRA, donde Oscar y el Roge nos abrieron las puertas amablemente. Allí tuvimos una larga y placentera estadía.
Capitulo a parte merece la caída de la boluda de Carito, o sea la que escribe.
En el complejo de la UNAM (universidad nacional autónoma de México) donde pudimos parchar sin problemas, conocimos a Dana (21) y su mama Eli (40) argentinas que subsistían vendiendo alfajores de maicena con dulce de leche!
Una noche, habíamos quedado con Dana y Jesi (amiga mexicana), encontrarnos en el metro Hidalgo para hacer combinación con la línea que nos llevaba hasta su casa. Con Flor llegamos primeras, las buscamos por el anden (donde habíamos acordado) pero no quedaba nadie y las chicas no aparecían. Gracias a un policía, que nos presto un mensaje de texto, pudimos ubicarlas a tiempo, o no tan a tiempo porque el ultimo metro de la noche estaba del otro lado del anden y teníamos que dar la vuelta antes que arrancara. Bajamos corriendo las escaleras de mármol pulido, aunque yo no las baje corriendo sino de cara, me comí 10 escalones en la napia! Pude levantar la cabeza, me sentía mareada, sentí caer un chorrito de sangre por la frente, pero estaba viva, era lo importante. Me pusieron agua rápido y dije: chicas, el metro se nos va! Y así como estaba pudimos alcanzarlo y subirnos.
Bueno de mi nariz ni hablar, así quedo (ver foto) y así quedara. Recorrí varios centros de medicina públicos en los cuales nadie me quiso atender. El que me atendió en la farmacia del doctor “SIMI” (popular cadena de farmacias del país, reconocía por sus bajos precios y que tiene como logo al personaje) solo pudo tantearme a mano alzada y checar si el hueso no estaba quebrado ¿seria medico real?
Luego de la mudanza a nuestro “nuevo hogar”, en el cual pudimos dormir como angelitos en el cuarto de visitas, conocer a los chicos de “la banda” y muchos artesanos en el ámbito laboral: auditorio Che Guevara, que honor! de la facultad de Psicología (los jipis están siempre en los mismos lugares jaja), nos dedicamos a esperar al Cocu. Diciembre llego mas rápido de lo pensado y Papa Noel desde Argentina con regalitos para ambas: alfajores, dulce de leche, FERNEEEEEEEET y hasta un salamin (grande pa!).
Un buen dia nos reencontramos con Hiro, nuestro amigo Japones, quien habiamos conocido en Cartagena y viajo por el Caribe con nosotras. Decidimos llevarlo a probar algo tipico y recordamos la popular "Pulqueria La risa" a la cual asisten jovenes de la city. Como de costumbre no recordabamos la direccion y preguntando llegamos a una muy particular, que no era la que buscabamos pero aun quedaba algo de pulque que no se habian tomado los borrachos habitue. Pasamos un grato momento.
Casualmente, como suele ser, enganchamos el día de la Peregrinación de la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre). Famosa por la multitud de gente que acude a la misa en la basílica en la ciudad. Ya en el metro se veían los seguidores cargando sus imágenes y estatuillas como si fuese su bebe en brazos. Algunos llevaban cuadros enormes, pero la cantidad de fanáticos era realmente impresionante. Al llegar a la estación, no hubo ni que preguntar donde quedaba el lugar, ya que siguiendo a la multitud pudimos ubicarla con facilidad. Una vez ahí, volvimos a sorprendernos, ya que esperando ver gente arrodillada y llorando, terminamos viendo muchísimos grupos de pueblos originarios realizando sus tradicionales danzas y rituales alabando a la virgen. Jamás creímos ver eso, no lo asociábamos con el catolicismo.
Dimos un recorrido, tomamos fotos, entramos a la capilla principal, de la cual salieron miles de personas cargando sus imágenes y haciendo larga cola para que el cura de turno las bendijera. Muchas familias lo tomaban como un típico paseo de domingo en el que comen y beben algo normalmente. Algunos disfrazaban a sus pequeños hijos como “personas adultas”(a las niñas les colgaban muñecos como si fuese su bebe y a los niños les dibujaban barba y bigote) y nunca entendimos el motivo. Por supuesto, entre todo este circo, no podía faltar el popular “merchandaising”, el cual incluía desde la estatuilla de la virgen hasta la foto en el momento con la misma y te la llevabas impresa en el acto. En el set, podías incluir un sombrero mexicano, subirte al burro y todo! Vimos un sinfín de cosas que no dejaron de sorprender a nuestros “ojos extranjeros”.
La temporada playera se aproximaba y había que aprovechar, partimos para la costa Oaxaqueña…
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